Quizás porque le correspondía a Bayamo, donde nació nuestra nacionalidad, encender la luz que guía. Sin bombos, ni platillos, y sin medios televisivos mediante, el Festival Bayamo Gourmet se ha convertido en un referente nacional de originalidad y cubanía; de lo mucho que se puede hacer hasta con recursos limitados. Un inteligente y apasionado equipo, orgulloso de ser bayameses, constata lo que Cuba puede aportar cuando se organiza un evento desde nuestras raíces, que es decir su historia y su cultura. No es necesario buscar afuera lo que adentro abunda y se desconoce, lo que nos define e identifica, sello de distinción que marca la diferencia y se instala más allá del mercado.
En noviembre del 2018 me sentí privilegiada al participar en el Festival. Después de un alegre y agotador viaje por carretera, despiertos por la expectativa de ver una ciudad tan brillante y a Cuza, nuestro anfitrión con su equipo de amables muchachitas, vivimos el primer encuentro impactante: cantar el himno nacional, en la Plaza del Himno de Bayamo, fue una vivencia del sentir la espiritualidad Patria. En esos pocos días asistimos a restaurantes donde se pudo apreciar las tendencias actuales en la gastronomía. Apreciamos originales platos con productos locales, frescos y retomados de la Cocina Tradicional. Interesantes fueron las creaciones degustadas como cocina de Autor y la de Fusión. Y muy impactante fue la ¡cocina popular!, acompañada de un grupo de bailes típicos como el Nengón, bailamos con la música del órgano oriental y sentimos, -muy importante sentir-, la belleza de sus tradiciones.
Visitamos Guisa, donde ocurrió la última batalla definitiva por la liberación de Cuba en 1958 y nos brindaron excelente explicación desde ese paisaje increíble. El destino final era llegar a Victorino, un asentamiento en medio de la Sierra Maestra donde se celebraría un encuentro teórico y una demostración culinaria -por parte de la única invitada extranjera-, que deliraba de felicidad en su asombro. Y la cena fue un macho asado al pincho, a orillas del río, por lo que había que cruzar varios pasos de río, con mesas improvisadas y música de un grupo de mariachis, costumbre típica de la región. Envueltos en un paisaje espectacular recibimos por la piel y los sentidos aquello que ni las mejores cadenas hoteleras con sus varios plus pueden ofrecer. Respiramos Cuba desde adentro, desde sus verdes intensos, su población cariñosa y sonriente, con sus olores y colores originales. Bayamo Gourmet es una experiencia cultural excepcional rebosante de Cuba, con una elevada potencialidad turística, de esas que se instala en los corazones para desearnos volverla a vivir.
He trabajdo durante 30 años como profesora e investigadora. Primero en la Universidad de la Habana impartiendo Economía Política y después Relaciones Económicas Internacionales en el CIEI. En 1997 pasé a trabajar en el Ministerio de Cultura en temas relacionados con la gestión cultural y en 1999 paso a trabajar al ISA, primero en extensión universitaria y a los dos años como profesora del Departamento de Estudios Cubanos, impartiendo la disciplina en el área de cultura económica. Tengo más cursos de posgrados que años de vida, -y ya son bastantes-, un Diplomado en Recuperción Integral de Centros Históricos( en la Oficinadel Historiador de La Habana), y una Maestría en Desarrollo Cultural, en el ISA, defendida con el tema de la Procuración de Fondos en la Cultura, en Cuba.