Casa Mía: Exquisiteces mirando al mar y al malecón habanero

por | 2 septiembre, 2019

Casa Mía ofrece una comida exquisita y creativa, un servicio cortés y atento, cocteles bien servidos y presentados, además de un ambiente pulcro e iluminado por su privilegiada vista al mar. A pocos metros del malecón habanero, en un apartamento del primer piso de un edificio multifamiliar, se encuentra esta paladar que abrió sus puertas hace apenas un año y ya se ha posicionado entre las mejores de la ciudad.

El lugar es pequeño y el espacio entre las mesas es reducido. El diseño de sus sillas se advierte rígido, pero su ambientación minimalista logra seducir al visitante desde el primer momento. Y si usted cena a la hora de la puesta del sol, es probable que logre obviar la incomodidad y estrechez de su mobiliario.

Los precios resultan elevados, por encima de los existentes en otros restaurantes cercanos, sin embargo, podrían considerarse aceptables con respecto a la relación con su calidad. Comenzamos con un daiquirí clásico 4 CUC y otro de mango 5 CUC, este último nuestro ganador de la noche por su frapeado elegante y parejo, con un excelente balance entre el dulzor del mango natural y la acidez del limón fresco, sin quitarle protagonismo al ron Havana Club 3 años.

Como entrantes degustamos la crema de calabaza 6 CUC (Sí, el precio en este caso queda muy por encima de la media), servida con una colorida presentación, bien llamativa. Este plato nos cautivó por su mezcla de sabores: tomate natural, bacón y los granos de maíz dispersos. Saboreamos los ravioles mixtos de queso ricota y salmón 7 CUC, pero no se destacaron como los mejores que hemos probado. Por otro lado, el seviche de pescado y mango 6 CUC, por primera vez en varias visitas, no estuvo a la altura de los mejores seviches degustados en este restaurante. Consideramos, que para lograr la elaboración de un ceviche de calidad, la cherna –tipo de pescado escogido– no califica como la mejor opción, pues no aporta la suavidad y textura necesarias para lograr una armonía que propicie la frescura típica de un crudo.

El vencedor de la noche fue el solomillo de cerdo en costra de sésamo 8.90 CUC. Corte de carne genial, suave y delicada textura, condimentado elegantemente con hierbas finas, reforzado con perejil y queso parmesano en una crema que logró resaltar el sabor de la carne y su punto exacto de cocción. Terminamos con una torta cubana 4 CUC, sabroso flan suave y delicadamente mezclado con guayabas naturales que le dieron el toque cubano a un “flan casero bien hecho”.

Como mencionamos antes, el servicio fue cortés y atento, incluso, sin perder la profesionalidad, fue informativo y amigable; aunque lamentamos que no hubiera mujeres contratadas. La respuesta de nuestro dependiente al respecto resultó bastante coherente, nos explicó que la mayoría de los restaurantes en Cuba prefieren contratar dependientes mujeres –algo que es muy probable, basado en nuestra experiencia–, y que para los hombres es mucho más difícil poder encontrar un trabajo como dependiente. Por esta razón, nuestro gentil camarero nos afirmó que Casa Mía significa una “oportunidad para los que queremos ser dependientes, pero nos discriminan por ser hombres”. Sea esto cierto o no, es sin dudas un tema para seguir debatiendo, el género y la gastronomía en Cuba puede convertirse fácilmente en estudio ideal para un doctorado.