La Semana de la Cocina Italiana, que celebra a nivel mundial su IV Edición, llegó por primera vez a la mayor de las Antillas con el objetivo de promover la riqueza gastronómica de esa nación europea mediante un amplio programa de actividades.
En el Bar-Restaurante 1830, un público selecto pudo disfrutar el pasado jueves del paradisíaco sabor de cuatro productos de la Bodega Castellano Banfi, presentados por el sommelier Jesús Fernández Rodríguez.
“Estos encuentros son importantes y novedosos, pues nos acercan a vinos que aún no tienen una presencia fuerte en el mercado, que son poco conocidos en el país, pero que dan la posibilidad de organizar ofertas con otras características para el público cubano”, aseguró el especialista.
El Tener Savignon Chardonnay, un Spumante Brut Cuvée, abrió la magistral presentación con sus aromas, mezcla de sabores particulares y agradables, determinados por la utilización de excelentes uvas Sauvignon Blanc, las cuales, a pesar de ser muy poco empeladas para producir vinos espumosos, otorgaron a este ejemplar un valor y exquisitez adicional.
Siguió el nuevo Vermentino de Banfi, La Pettegola, hecho a mano y con una selección de las mejores uvas de la costa toscana. Agradablemente intenso, dulce y fresco al paladar, este vino sobresale por un Bouquet muy afrutado, que recuerda a las especias típicas del matorral mediterráneo.
No pudo faltar un elegante tinto, de buena estructura y elevada concentración como el Aska, con una combinación excepcional de frutos rojos, mermelada de arándanos y ciruelas.
Para cerrar, una Grappa del Castello, elaborada con la uva del Vermentino. El carácter único y exclusivo de este producto se debe justamente a la calidad de los hollejos de la uva, primero fermentados, y luego del trasiego, destilados para enfatizar su aroma y riquezas.
Otra de las actividades que formaron parte de la Semana de la Cocina Italiana en Cuba tuvo lugar en el Café América, donde se pudo degustar un clásico de las barras: el Negroni, considerado uno de los cocteles italianos más famosos del mundo, y que sigue siendo, a 100 años de su creación, un embajador indiscutible de Italia.
El segundo coctel, el Negroni 500, se debe a una inspiración del cantinero Jesús Manuel Rodríguez, con base de Ron Ligero Cubano, para homenajear a la Habana por sus cinco siglos de fundada. Ambos tragos coincidían en un peculiar sabor amargo que no resultaba desagradable, sino diferente.
En este mismo espacio el Presidente Ejecutivo de la Cátedra Cubana de Gastronomía y Turismo, Jorge Méndez, realizó una presentación sobre el porqué de lo italiano en nuestra cocina.
“Parte de nuestro patrimonio tiene una influencia italiana. Desde el propio triunfo de la Revolución, cuando se restablecieron relaciones con la Unión Soviética, comenzaron a entrar a la Isla grandes cantidades de harina de trigo. La Dirección del país se empezó a cuestionar qué hacer con toda esta harina y envió a profesionales cubanos a estudiar a Nápoles; pero estos no se limitaron a aprender, la reinterpretaron e hicieron sus propios aportes. De apenas 10 restaurantes italianos que existían en el 59, al finalizar la década de los 60 se contaban más de 100”, explicó el experto.
Según un estudio internacional realizado por la Empresa YouGov, dedicada a la investigación de mercados y análisis de datos basada en Internet, la comida italiana es la más popular del mundo, y es sobre todo apreciada en países como España y Francia. Su diversidad es inimaginable, pues incluye más de 200 tipos de pasta, unas 400 variedades de queso y 800 tipos de vino.
Esta riqueza gastronómica se convirtió en la excusa para afianzar los nexos culturales entre Cuba e Italia, dos pueblos unidos por el sabor y los secretos de sus recetas tan típicas y ancestrales.