De precios, desprecios y aprecios en medio de la pandemia

por | 26 junio, 2020

Las grandes crisis sacan a flote lo mejor, pero también lamentablemente en algunas ocasiones, lo peor del ser humano; basta mirar a nuestro entorno como país y como planeta y hallaremos múltiples ejemplos.

La gastronomía local, privada y estatal en La Habana, no escapa a esas polaridades, y mientras unos, sin dejar de ganar el imprescindible dinero –deben, en el caso de los particulares aun liberados de impuestos temporalmente, seguir comprando alimentos, pagando empleados, etc- han mostrado consideración y solidaridad, otros aprovechan la coyuntura para lucrar y no solo desechar el común proyecto de las ofertas y menús económicos o los precios razonables de transporte (siendo el delivery como se sabe, el modus operandi más socorrido en los momentos actuales), sino incluso aumentarlos.

Un caso lamentable de esto último es el popular restaurante D’Kmino, especializado en sándwiches, hamburguesas y pizzas que además de sus realmente caros platos -no lo negamos: muy buenos-, que no han bajado un centavo, no tiene la mínima consideración tampoco respecto a los precios del transporte, al punto que desde su ubicación (Calle 41 e/ 30 y 34, Playa ) a mi casa (H y 25, Vedado) cobraron 3 CUC solo por concepto de transporte, lo cual unido al elevado precio de una pizza, en este caso de jamón serrano, incluyendo una caja bastante cara (aun cuando esta era bastante endeble, que casi se deshizo antes de entrar a mi casa), se montaba en más de 12 CUC.

Otro parecido es el del Bar Espacio, donde la pizza más sencilla, la Margarita, que en cualquier sitio cuesta entre 3.50 y 4 CUC, allí se vende nada menos que a ¡6.50! (imaginen cuando se encargue con agregos, más el transporte y el recipiente de cartón, a cuánto ascenderá el monto).

Por suerte, como decía, no todos proceden así. Lo contrario se halla en un restaurante como El Portal, de Cojímar , donde la pizza sencilla, aun siendo grande, cuesta apenas 50 CUP (2 CUC) mientras los agregos continúan esta línea de considerados precios (por ejemplo, atún: 30 CUP; jamón serrano: 45 CUP) y el transporte, viniendo de una zona tan distante respecto al centro, es muy considerado (en nuestra vez primera, por un pequeño error de información respecto a esto, incluso lo liberaron).

Destaca la amabilidad de los transportistas y sobre todo del joven chef César, quien además de su disponibilidad y solicitud desde los primeros momentos incluso llamó después de la entrega para comprobar si todo había estado bien. Valga encomiar la calidad de las pizzas, con abundante queso, puré de tomate y agregos seleccionados, además de una agradable presentación.

Otro que se suma a las ofertas consideradas y de calidad es un popular restaurante del Vedado: El Vampirito, ya habituado a los deliverys desde antes de la pandemia; esa popularidad se debe en buena medida a sus asequibles precios y las agradables ofertas, en su especialidad (pizzas y entrepanes).

Por solo 1 CUC dentro del Vedado, la Pizza sencilla 3.50 CUC  se puede enriquecer con agregos variados y económicos que oscilan entre 1 y 1.75 CUC, resultan abundantes de queso, tomate y sazón, así como el ingrediente que se le adicione; mientras sus Hamburguesas 2.50 CUC  descuellan por su satisfactorio porcentaje de carne y su buen sabor.

Así de diversas y contradictorias son las actitudes en nuestros Paladares. De la gastronomía estatal hablaré en otro comentario.

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Acerca de Frank Padrón

Licenciado en Filología en la Universidad de La Habana, especializado en Literatura Cubana. Ha realizado posgrados acerca de la cultura nacional y universal. Escritor, crítico de artes y comunicador audiovisual; cuenta con más de quince libros publicados, algunos de los cuales han recibido reconocimientos (inter)nacionales, en los géneros de ensayo, narrativa y poesía, entre ellos Co-cine. El discurso culinario en la pantalla grande (2011), con el cual obtuvo premio a nivel de categoría (food literatura) y resultó finalista en la etapa final, dentro del prestigioso concurso Gourmand World Cookbooks Award, con sede en Madrid, España; ha curado varios ciclos sobre cine y gastronomía que se han presentado en salas de la capital e investiga desde hace varios años acerca de las relaciones entre la cocina y otras artes, lo cual vuelca en su columna en la revista Excelencias Gourmet.