El nombre científico de la guayaba es Psidium guajava, de la familia de las Mirtáceas, de la cual también son miembros la pimienta, el eucalipto y el clavo. Todas son nativas de la América tropical, aunque actualmente su cultivo se ha extendido a todo el mundo.
En Cuba se difundieron la guayaba cotorrera, reconocida como la variedad más resistente y abundante de la guayaba silvestre; la guayaba del Perú en forma de pera y de pulpa blanca, así como la guayabita del Pinar (Psidium guayabita) utilizada en la famosa bebida de esa región. Actualmente se comercializa la guayaba enana, otra variedad muy productiva cuyo fruto está presente durante todo el año.
Su valor nutricional es notable, sobre todo por la presencia de vitamina C, potasio, fósforo, hierro y bra vegetal. En igualdad de peso, una guayaba contiene cinco veces más vitamina C que una naranja. Esta fruta fue empleada en polvo por los exploradores antárticos para prevenir el escorbuto, y también posee cantidades considerables de vitaminas del complejo B. Su componente principal es el agua, por lo que ayuda en los procesos de hidratación del organismo, sobre todo en los calurosos meses de verano.
La presencia de proteínas es baja, aunque superior al contenido en grasas, por lo que su aporte calórico es reducido. Algunas variedades de guayaba constituyen una importante fuente de compuestos antioxidantes como la provitamina A (carotenos), y también la quercetina, que ayuda en la prevención de alergias y cataratas. El color de la pulpa de las guayabas se debe a la mezcla de carotenos y xantofilas, pigmentos responsables del color anaranjado y amarillo; en el caso de las pulpas blanquecinas se debe a la ausencia de estos compuestos. Dado su elevado contenido en potasio y bajo en sodio, es una fruta muy recomendada en la dieta de personas que padecen de hipertensión y problemas renales.
La guayaba es una de las frutas más apreciadas y utilizadas dentro de la medicina natural gracias a sus grandes beneficios y poderes nutricionales. Por ejemplo, en Filipinas se le atribuyen propiedades antisépticas, astringentes y antihelmínticas. Asimismo, las hojas de esta planta son utilizadas para ayudar a sanar las heridas y otros problemas en la piel; se les reconoce cierto poder anestésico a nivel dental, por lo que se usan para aliviar el dolor de muelas; las hojas y la corteza del árbol de la guayaba son muy eficientes para preparar infusiones que detienen la diarrea, y otros problemas estomacales y menstruales.
Su valor culinario es notable pues se puede consumir en forma de fruta fresca; además, con el fruto se elaboran jaleas, mermeladas, compotas, batidos, jugos, helados y salsas. Su comercialización en forma de dulces en almíbar es muy común, aunque ello resta parte de sus nutrientes vitales, además de los altos niveles de azúcar añadida que presentan.
Nota: Publicación original en la Revista “Energía y Tú” No. 79
Graduada en el Instituto de Comercio Soviético de Donietsk, Ucrania, en la especialidad de Tecnología y Organización de la Alimentación. Actualmente trabaja en la Sociedad para la Promoción de las Fuentes Renovables de Energía y el Respeto Ambiental (Cubasolar). Se ha desempeñado como especialista principal de gastronomía en el Ministerio de Comercio Interior, directora del Proyecto del ecorestaurante El Bambú, del Jardín Botánico Nacional, primer restaurante ecológico en Cuba para la promoción de una cultura alimentaria sostenible. Fue conductora del programa televisivo Con Sabor de la televisión cubana. Es consejera internacional para el Caribe de Slow Food International. Tiene publicados los títulos: Cocina ecológica en Cuba, Educación alimentaria para la sostenibilidad, Comer en casa, Comer con Lezama, 50 recetas famosas de la cocina cubana, Beber en el trópico cubano y Comer contigo.