
Dibujo del pintor José Antonio Alcácer
Inmersos en el centenario de los sucesos que entre marzo y noviembre de 1917 condujeron al derrocamiento del régimen zarista, la llama Revolución Rusa, es imprescindible recordar la novela La madre, de Máximo Gorki. Es esta una obra cumbre del realismo socialista y referente imprescindible en el proceso de toma de conciencia de las masas populares. A decir verdad, en ella encontraron el modelo de una mujer, Pelagia Nilovna Vlásova, que tras años de apaleamientos continuos, envilecida y embrutecida por el trabajo doméstico, con un alma, según sus propias palabras: “… claveteada como una vieja casa condenada al derribo”, va encontrando en el amor hacia su hijo, Pável Vlásov, y en el cada vez más firme compromiso de éste con la causa revolucionaria, su propia identidad como ser humano y agente social.
Pelagia repasa lo que ha vivido hasta el fallecimiento de su esposo. Así dice: “¿Pero para qué he vivido? El trabajo… los golpes…, no he visto a nadie más que a mi esposo, ni he conocido otra cosa que el temor (…) Todos mis pensamientos, todos mis cuidados, se referían a una sola cosa: darle alimento a esa bestia para que estuviese satisfecho y lleno, servirle rápido y al tiempo para que no se enfureciera y me golpeara… que me respetase al menos en alguna ocasión. Sin embargo no recuerdo que me haya respetado jamás”. Su hijo le ayuda a comprender: “Ahora entiendo que contigo se vengaba de su propia miseria, de la miseria de la vida, que lo asfixiaba sin que él entendiese por qué”.
Gorki construyó el personaje basándose en Anna Kirílovna Zalómova, madre del obrero metalúrgico Piotr Zalómov, detenido el 1 de mayo de 1902 por la policía zarista cuando participaba en la primera manifestación obrera que se celebraba en Sórmovo, pequeña población de la Rusia europea, dedicada entonces al textil y a la industria ligera. La vida en los hogares de los obreros fabriles, como los fueron Pável y Piotr, era miserable y sórdida hasta inconcebibles extremos, y sus madres, tanto Anna como Pelagia, no alcanzaban a proporcionarle mucho más sustento que algún mendrugo de pan negro y duro, remojado y ablandado en el té preparado con el agua que bullía en el samovar.
A lo largo de toda la novela, solo queda constancia de una comida digna de tal nombre. Es esta un plato típicamente ruso Schi, sopa de col fermentada y verduras de invierno, algo de carne si la hubiere, y yerbas aromáticas en la medida de las posibilidades, preparada en olla de barro para conservarla caliente y sabrosa. La propia Pelagia la preparaba para su hijo y sus amigos. En este 110 aniversario de la publicación de La madre, quien esto escribe acaba de realizar una peregrinación iniciática a la patria chica de Gorki, Nijni Novgorod, que en 2018 será una de las sedes del Mundial de Fútbol. Allí he gozado de una memorable Schi en el bellísimo restaurante Piatkin. Asimismo, he recordado a su propia madre, hace tiempo ida, a la de la novela de Gorki y a todas las madres. Porque como Máximo dejó escrito: “No conozco personaje más limpio que una madre, ni corazón con más capacidad de amar que el corazón de una madre”.

Nacido en Madrid, España, Licenciado en Sociología, cursos de Doctorado en Historia del Pensamiento, y Máster en Criminología, su vida profesional ha basculado entre instituciones científicas (ha sido investigador en el Centro Superior de Investigaciones Científicas, CSIC y en el Centro de Investigaciones Energéticas Medioambientales y Tecnológicas, CIEMAT) y el periodismo, tarea que ha ejercido en prensa escita, radio y televisión, donde ha dirigido y presentado espacios como España paso a plato o Cómo curan los alimentos. Es autor de una veintena de libros entre los que cabe destacar títulos como El hambre en España, Una historia de la alimentación, Mood Food. La cocina de la felicidad, Cómo curan los alimentos, La cocina del Cid, Yantares de cuando la electricidad acabó con las mulas. La historia paralela de la electricidad y de la comida, Cocina simbiótica, El segundo cerebro o Fermentados gourmet, en colaboración con el chef Mario Sandoval, dos estrellas Michelin. Actualmente colabora en la revistas Vinos y Restaurantes, Salud Total y Otros destinos, la web A fuego lento y el programa radiofónico Poniendo las calles, de Cope.
“El drama está en vivir cuando ya no podemos comer lo que comimos de pequeños”
(JOSEP PLA)