En los límites del mostrador (I)

Con la entrada en vigor de la Resolución 54, del Ministerio de Comercio Interior, se descongelan derechos que hibernaban. Pero, ¿están creadas las condiciones objetivas y subjetivas para su cumplimiento? BOHEMIA propone en esta primera mirada al tema, centrarse en los abastecimientos al comercio y la gastronomía, la calidad de las ofertas y las opiniones de la población.

preparando cafe

Es un lunes de agosto. Por el Mercado Ideal El Turquino parece que pasó un ciclón. En el establecimiento, del Complejo Gastronómico de San José de las Lajas, municipio cabecera de Mayabeque, los anaqueles están prácticamente vacíos. Solo algunas latas de mermeladas, de las caras; unos paquetes de Pelly que recién alguien comienza a colocar… Geidy Fuentes Santacruz y Luisa Balboa Portillo, aseguran visitar con regularidad el lugar, “porque las compras son más rápidas con el ‘sírvase usted’; aunque en otras ocasiones está más surtido que ahora”, dice Luisa.

“Nos suministra la Empresa Provincial Alimentaria (EMPA) y hoy debe entrar mercancía”, augura Francisco Rubalcaba Rivas, jefe de almacén. Mientras, José Luis Guerrero Vega, administrador del complejo, explica que los lunes son días de la técnica, cierran algunas unidades y los proveedores llegan más tarde. Para mantener la oferta se limitan las ventas por consumidor.

A unos metros de allí, en la pescadería especializada Mar Azul, Reinol Gil Gil parquea su bicicleta cerca de la puerta y entra a ver qué hay. “Aquí se recibe buen trato, pero las ofertas están muy flojas, nunca entra nada del mar”. Así lo corrobora el dependiente Reinaldo García García, “solo en una ocasión hemos recibido pescado fresco (clarias, de agua dulce) y pocas veces picadillo. Tenemos cerca de 2 000 consumidores para los productos normados de la canasta familiar (huevo, pollo); además, vendemos jamonada y chorizo”.

Joel López Oviedo, directivo de la Empresa del Comercio, la Gastronomía y los Servicios en la provincia, precisa: “A esa pescadería le debe suministrar (la empresa local) Acuahabana. Tenemos otra unidad especializada en San José que sí recibe pescado de mar y es del mismo proveedor”.

solo pelly

El adecuado y oportuno abastecimiento de bienes y servicios es un derecho del consumidor, afectado en estos momentos por limitaciones financieras.

La falta de abastecimientos es la queja más reiterada por los usuarios, reconoce Pedro Eduardo Rodríguez Díaz, gerente del complejo Artemisa, Guanajay y Mariel, de la Sucursal Territorial de Cimex. “Los distribuidores nacionales han tenido déficit y ahora mismo tenemos afectaciones con el pollo. Los productos más demandados son detergente, aceite, papel sanitario y frazada de piso”, enumera.

Para Marcos Jesús Piedra Aroche, especialista comercial de la Sucursal Territorial de Cimex, “existe un crecimiento de la demanda en un 12 por ciento respecto al año anterior, y eso es bastante. Las contrataciones con los suministradores se hacen de un año para otro y el 2019 va a ser muy tenso, porque estamos pidiendo mucho más”.

Cuando estas reporteras visitaron la provincia de Artemisa, no había pollo en ninguno de los mercados (CUC o CUP). También escaseaban otras mercancías.

En el espacioso bulevar artemiseño abrió sus puertas hace poco La Casa del Lácteo. Varios usuarios expresan su agrado porque pueden adquirir allí dulce de leche, yogur, queso y requesón, así como galletas y otros productos. “Pero falta la galleta y, cuando la sacan, se forma la matazón. Además, las ventas por persona están limitadas”, refieren Yurisleibis Paragizaba y Beatriz Castellanos.

“No siempre la demanda de la población la pueden satisfacer el país y el proveedor. Solo tengo una cifra autorizada de galletas para el mes; los planes de confituras son mínimos, y eso es un problema para los parques infantiles, La Casa del Chocolate, los mercados Ideal. En los productos de aseo, lo que asegura la Mayorista Universal queda por debajo de las necesidades.

“Para 2018 se aprobó un crecimiento del cinco por ciento, pero de cara al plan 2019 ya el proveedor está alertando que solo le permitirán un uno por ciento, porque hay un grupo de materias primas que no podrán adquirirse por falta de divisas”, argumenta Nivaldo Maiza Relova, director general de la Empresa del Comercio, la Gastronomía y los Servicios en Artemisa.

Baches

desabastecimiento

Aunque generalmente bien surtida, en La Mina de Oro de Artemisa también hay algunos faltantes que afectan al cliente.

En la provincia de Matanzas, específicamente en la ciudad capital, los baches en el comercio liberado inquietan a los lugareños. En el céntrico Mercado Ideal Modelo falta el arroz. El dependiente Eloy García Gaínza reconoce que la inestabilidad en el suministro provoca el malestar de quienes vienen a comprar. “Los clientes se quejan mucho por eso”, enfatiza.

Rolando Gómez Herbis, visiblemente contrariado por la ausencia del cereal, saca sus propias conclusiones. “Yo sufro la Resolución 54 cada vez que quiero comprar algún producto y no lo hay. Entonces, dónde quedan mis derechos como consumidor. Sin un suministro estable y oportuno, la normativa pierde efectividad”.

Matanzas cuenta con 3 100 unidades, precisa Yohany Padrón Rodríguez, director general del Grupo Empresarial de Comercio en la provincia, y tienen un aseguramiento irregular, en particular desde la EMPA, proveedor de productos liberados como arroz, chícharo y frijoles.

“Por problemas internos en el sistema de trabajo y de cuadros, y en la distribución –explica Padrón–, esta empresa ha dejado desabastecidos los mercados en algunos momentos. Aunque ha habido una mejoría. De alrededor de 16 millones de pesos que nos debía en el cumplimiento del plan hoy anda por los tres millones. Pero la demanda es muy alta, cuando se abastecen los mercados, al poco tiempo se agotan las mercancías”.

Las estrategias para paliar el déficit y “estirar” las ofertas son comunes en las provincias que visitamos: venta liberada, pero regulada. En el Mercado Artesanal Industrial (MAI) Flogar, de la capital, su directora, Jeisa Saborit Vergara, señala que faltan algunos productos de gran demanda como colchones y lejía. Para otros, como los de aseo, han tenido que regular la venta a cinco jabones de tocador por persona. Con la lejía sucede igual, entra por la mañana y a las cinco de la tarde ya no queda. El principal proveedor es Universal Habana.

Algunos clientes en la capital comentan que en los MAI no aparecen esos productos, pero luego en las ferias sí se pueden encontrar. Idalmi Martínez Pérez, directora general de la Unión de Empresas del Comercio y la Gastronomía en La Habana, discrepa en parte de esas apreciaciones. “Las ferias casi no las estamos haciendo, solo en fechas muy señaladas como el 26 de Julio o fin de año. Y en las principales plazas se vende cloro, aunque en pequeñas cantidades, los planes no se han cumplido por la falta de envase en la industria. Los colchones se producen en el país, pero la asignación es muy pequeña”, sostiene.

Ante los baches productivos se buscan alianzas entre las redes del comercio, tanto en CUC como en CUP. “Nos unimos con el resto de las cadenas, Caracol, Cadena de Tiendas Caribe (antiguas TRD) y Cimex, que sí pueden realizar importaciones. Por ejemplo, en estos momentos el comercio minorista no tiene en sus inventarios frazadas de piso y el Ministerio de Comercio Interior (Mincin) ha indicado a esas cadenas incrementar sus ofertas de forma tal que la población tenga donde comprarlas.

“También sucede a la inversa. Si la red en CUC tiene problemas con la importación de pollo, abastecemos los mercados en CUP aunque se sobrecumpla el plan de venta. Con un grupo de productos actuamos de esta manera. Tratamos que el comercio sea uno solo”, explica Martínez Pérez.

Colorín colorado…

helado colorin

La demanda de helado en el verano desborda los planes de aseguramiento.

El helado Colorín, producido en Artemisa, goza de gran aceptación entre sus pobladores. Idalmis Quicutie asegura que viene desde Guanajay a degustar una buena ensalada en el Coppelia. “Donde vivo inauguraron una heladería, pero no abre todos los días, ni tiene la variedad de sabores que hay aquí”, apunta.

Los problemas con las provisiones también golpean a las unidades de la gastronomía. Como sucede con otros productos, el helado no alcanza para entregar regularmente en todos los municipios, por eso reducen el horario de servicio de ventas, no se vende en tinas y es para consumir en la cremería, atestigua Nivaldo Maiza Relova, director general de la Empresa del Comercio, la Gastronomía y los Servicios en Artemisa.

Cada vez que tiene tiempo libre en el hospital donde trabaja, Caridad Cruz Martínez se da una escapadita a la heladería de Calzada y 12, en la capital. “El servicio es rápido, con buena atención de los dependientes, y las bolas de helados las despachan llenas; no es como en el Coppelia de 23, donde luego de dos horas de cola, las bolas vienen huecas”, compara.

Para poder mantener la oferta de helado en las cremerías, las autoridades de la gastronomía en La Habana también han tenido que limitar las ventas por cliente. A juicio de Marco Aguirre Carvajal, subdirector de productos alimenticios de la Empresa de Comercio, “no hay fábrica que aguante la demanda de helados ni en la capital, ni en el resto del país. Al mes en la provincia se entregan unos 27 800 galones para los puntos de venta del comercio (mercados Ideal, plazas seleccionadas) y no dan abasto”.

Nurisleidys Leyva Rodríguez visita con bastante frecuencia la sodería Arcoiris, del Complejo Gastronómico El Turquino, en San José de las Lajas. La joven, quien reconoce su pasión por el helado, sostiene que “no tiene buena calidad, viene con hielo y no despachan bien las bolas”. Sin embargo, al administrador del complejo, José Luis Guerrero Vega, lo que más le preocupa es que entra poco helado, sobre todo en estos meses de verano. Mayabeque es abastecida por el Complejo Lácteo del Cotorro.

Servir o vender

restaurante polinesio

En el restaurante Polinesio, como debe ser, el cliente encuentra amabilidad dondequiera.

En el centro urbano de San José está el emblemático restaurante El Chino, reconocido por la exquisitez de sus platos y el sentido de pertenencia de sus trabajadores. Su administrador, Rogelio Franchy Rodríguez, después de dos décadas, conoce muy bien los problemas que más los afectan.

“Tenemos un plan de venta muy alto, de 32 000 pesos mensuales; lo he planteado a todos los niveles de la provincia. Estamos preparados para ofrecer el servicio, pero si me dedico a vender, cómo vamos a hacer una buena gastronomía para el pueblo”, reflexiona Franchy.

Ese restaurante es el que mejor servicio presta en la provincia, por la profesionalidad de sus gastronómicos, y el de mayor afluencia de público, valora Joel López Oviedo, director de Servicios Gastronómicos de la Empresa Provincial del Comercio, la Gastronomía y los Servicios. “El plan de venta está en correspondencia con los abastecimientos que recibe y tiene todas las posibilidades de cumplirlo, pero para eso tiene que desdoblarse y lograr una oferta variada”, plantea López Oviedo.

El restaurante matancero Polinesio, especializado en pescados y mariscos, se encuentra en el último piso del edificio de 12 plantas. Desde allí se puede disfrutar, a través de los amplios ventanales de cristal, del hermoso espectáculo natural que regala la bahía. “Con precios módicos, excelentes platos, un trato agradable y cerveza bien fría. Un lugar para pasar en familia”, describe Jorge Luis Hernández Sánchez, asiduo del lugar.

Para que la población salga satisfecha, cada trabajador hace el máximo esfuerzo. El jefe de cocina, Niover Torres del Toro, se encarga de que no falte un solo ingrediente en el plato, más cuando se trata de la paella marinera, especialidad de la casa. Claudia Caridad García Rodríguez, capitana de salón, recibe a todos con una sonrisa y va de un extremo al otro, ayudando en el servicio. El administrador, Ernesto Curbelo Ortega, lleva al detalle las cuentas, del plan de ventas que, aunque es alto, siempre sobrecumplen.

La isla de la canasta

chef

Dicen que el amor entra por la cocina, y donde hay un buen chef, el visitante regresa.

Después de varios años de quejas por el pésimo estado constructivo, el supermercado Kasalta, en el municipio capitalino de Playa, salió por fin de terapia intensiva tras un proceso inversionista que lo devuelve a sus mejores años. Allí aseguran los productos normados a 3 500 consumidores, además de vender productos cárnicos y lácteos liberados.

El amplio local lo tienen distribuido por bodegas, a las que llaman “islas de la canasta” (por la canasta familiar normada o productos de la libreta). La sexagenaria Elia Infante Ramos se siente de maravillas con el nuevo supermercado, el trato de sus dependientes y el peso justo de los mandados.

Pero este establecimiento, y algunas otros recuperados en la capital, son apenas un botón de muestra entre los 1 940 que expenden la canasta básica en el territorio, de los cuales alrededor del 60 por ciento presenta un estado constructivo crítico.

Así lo confirma Idalmi Martínez Pérez, directora general de la Unión de Empresas del Comercio y la Gastronomía. “Tenemos municipios donde tanto las viviendas como las unidades son muy antiguas, en el Cerro, La Habana Vieja, Centro Habana, Marianao, Diez de Octubre y la zona más antigua de Arroyo Naranjo.

mercado kasalta

Dos cosas necesita el recién reparado supermercado Kasalta: una pesa de comprobación y mejores condi-ciones de ventilación que refresquen la temperatura dentro del inmueble.

“Desde 2016, a raíz de que comenzamos a trabajar en saludo al aniversario 500 de la ciudad, hicimos un plan de reparación y mantenimiento de las redes de comercio y gastronomía. Comenzamos reparando unidades gastronómicas, heladerías, pizzerías; carnicerías especializadas, para llegar a los 15 municipios. Luego ampliamos a bodegas, supermercados, restaurantes y cafeterías”, explica la directora general.

En La Habana suman más de 4 000 unidades del comercio y la gastronomía, estas últimas con un 25 por ciento en estado crítico.

En las provincias visitadas, la mayoría de los establecimientos que garantizan la canasta familiar normada no tienen buena imagen, presentan problemas constructivos acumulados durante años. Quizás, en un futuro, las bodegas solo sirvan como referente de una forma de distribución equitativa en el pasado, pero hoy son el eslabón primario de la red minorista, donde compran todos los cubanos.

Sudan las neveras

La refrigeración, necesaria para la conservación de los alimentos que se expenden a la población, es otro quebradero de cabeza. “En el verano, si pones un frezzer lleno, cuando lo abres dos veces, no logras mantener la temperatura baja. En los puntos de venta de la playa hay que enfriar la cerveza y el refresco con hielo”, dice Yohany Padrón Rodríguez, director general del Grupo Empresarial de Comercio en Matanzas.

freezer

Los freezer son vitales para lograr satisfacción con los servicios gastronómicos.

Asegura que en Varadero ya han reparado más de 15 equipos de refrigeración y recibieron 20 nuevos. En cuanto al hielo necesario para los servicios gastronómicos, este verano lo han tenido a las dos manos y no tienen quejas.

En suelo artemiseño hay un grupo de carnicerías sin refrigeración, sobre todo las que están en lugares menos poblados. “Tengo 96 planteamientos asociados a 63 equipos, porque faltan o no son adecuados. Hemos ido recuperando la parte industrial, montando algunas neveras, pero estamos muy limitados por el país. El año pasado recuperamos cinco en diferentes municipios -San Antonio de los Baños, la cabecera municipal, Güira, Alquízar y Mariel-, pero no hemos podido resolver ese problema”, reconoce Maiza Relova.

En la capital de todos los cubanos la situación es mucho más compleja, al tener mayor cantidad de habitantes, y de unidades del comercio y la gastronomía que requieren refrigeración. “Solamente se nos está asegurando anualmente un 10 por ciento de la demanda, entre 238 y 258 freezers, más 21 cámaras de refrigeración, en una ciudad tan grande. Pero conocemos la situación del país y al menos es algo que no teníamos. Durante el Período Especial estuvimos varios años sin recibir cámaras de refrigeración para la parte comercial, y ya hoy, con un esfuerzo de todos los factores, contamos con un programa hasta 2020”, explica Martínez Pérez.

Desde su experiencia como directivo en Mayabeque, López Oviedo argumenta: “Hoy tenemos serios problemas con la refrigeración y los insumos gastronómicos para poder brindar un servicio de excelencia. Estamos tratando de minimizar eso, pero todavía falta mucho. Ese es nuestro talón de Aquiles. Tenemos unidades con un solo freezer y se guardan distintos productos, cuando, para garantizar la inocuidad de los alimentos, deben estar separados los lácteos, el pescado, la carne de cerdo y demás. Aún no tenemos las condiciones mínimas para hacer cumplir al pie de la letra la Resolución 54”.

Para Yalina Garbey Rivera, jefa de la Dirección de Protección al Consumidor en el Mincin, “los problemas objetivos van a ir teniendo una solución paulatina, basada en el plan de la economía. Ninguno de estos aspectos van a dejarse de tocar y se les va a dar seguimiento para que se lleguen a cumplir”.

Pesaje, talón de aquiles

Pesas

Dos cosas necesita el recién reparado supermercado Kasalta: una pesa de comprobación y mejores condiciones de ventilación que refresquen la temperatura dentro del inmueble.

El 15 de septiembre de 2017, esta revista publicó, en este mismo espacio, el reportaje sobre protección al consumidor Calibrando problemas de peso, donde se denunciaban: “Los mecanismos de control y la legislación actuales son insuficientes para frenar ilegalidades en el empleo de los instrumentos de medición, incluyendo su manejo para cometer robos. Dificultades financieras limitan el alcance del programa de aseguramiento metrológico del Ministerio de Comercio Interior. Urge la aplicación del Sistema Internacional de Unidades de Medidas en la red minorista, y reforzar el papel de la Oficina Nacional de Normalización”.

Casi un año ha transcurrido desde entonces y se aprecian discretos avances. Uno de ellos, la reciente Resolución 54 del Ministerio del Comercio Interior, contentiva de “Las indicaciones para la organización y ejecución de la protección al consumidor en el sistema de comercio interno”. Ese instrumento marca un importante giro a favor de los derechos inalienables de las personas a la hora de concurrir al mercado. No menos significativo es que establece las obligaciones de entidades jurídicas y naturales que actúen como proveedores de productos o servicios.

Pero la norma, diseñada para condiciones objetivas y subjetivas que no son las que hoy prevalecen, requiere para su eficaz cumplimiento ser parte, instrumento básico del quehacer cotidiano de quienes tienen que velar por su aplicación. A los consumidores toca otra buena parte, que para ser realmente útil, e igualmente eficaz, requiere elevar la credibilidad de los mecanismos de respuesta a las denuncias.

Los hechos de robo, engaño y estafa al pueblo, que describía Calibrando problemas de peso, y condiciones que los propician, continúan presentes en alguna medida, a pesar de las indicaciones dadas por las autoridades del comercio minorista para frenar unos, o de esfuerzos materiales y financieros para paliar o solucionar otras.

Así pudimos apreciarlo en reciente recorrido, del cual solo citaremos algunos ejemplos: en el recién abierto Mercado Ideal El Atardecer, de 23 y C, Vedado, en el área del cárnico faltaba la pesa de comprobación. Tampoco la había en el supermercado Kasalta, en Playa, donde no solo se venden los productos de la canasta familiar normada, sino también cárnicos y lácteos liberados. Las autoridades del comercio en La Habana argumentaron ante tales ausencias, atrasos en el arribo de los instrumentos de pesaje al país.

En Artemisa, Mayabeque, Matanzas y La Habana, en las bodegas y carnicerías se sigue pesando con las antiguas pesas de patas de gallina, propensas a adulteraciones en los discos.

El programa de aseguramiento metrológico del Mincin sigue afectado con la falta de recursos financieros, mientras queda pendiente la extensión del Sistema Internacional de Unidades de Medidas a la red minorista.

 

Derechos son derechos

En la Gaceta Oficial de la República de Cuba, en su edición extraordinaria No. 26 del 4 de mayo de 2018, fue publicada la Resolución 54 del Ministerio de Comercio Interior, que fija los siguientes derechos de los consumidores:

* Recibir productos y servicios que cumplan con los requisitos de calidad, insumos del servicio y de seguridad establecidos.

* Recibir protección contra la publicidad comercial falsa o engañosa y práctica desleal de los proveedores.

* Satisfacer sus necesidades con un adecuado y oportuno abastecimiento de bienes y servicios de primera necesidad, con especial atención a los grupos vulnerables.

* La protección de sus intereses económicos que les permita adquirir productos y servicios con adecuada relación calidad-cantidad-precios, recibir la factura o comprobante de venta en los servicios que se establezcan o se soliciten por el cliente, así como, la entrega completa del dinero que excedió al efectivo entregado por el bien o servicio recibido, incluyendo la moneda fraccionaria.

* Comprobar el peso del producto adquirido en el área destinada al respecto.

* Que se muestren en lugar visible los precios de los productos y servicios que se ofertan.

* Acceder a una información veraz que posibilite elegir conforme a las necesidades, expectativas, deseos y preferencias.

* Acceder a la información sobre los requisitos a cumplir en los establecimientos en aras de un mejor disfrute de los servicios que se oferten.

* Contar con garantía, compensación, indemnización y reparación por daños y perjuicios causados, cuando corresponda.

* Participar, en el intercambio de opiniones en los procesos de decisiones que los afecten.

* Acceder a modalidades sostenibles de consumo, en las que se reduzca el uso indiscriminado de recursos naturales, materiales tóxicos y la emisión de desperdicios y contaminantes, de tal forma que no se pongan en riesgo las necesidades de futuras generaciones.

* Disponer de vías y mecanismos para tramitar cualquier insatisfacción, reclamación, conflictos entre consumidores y proveedores por daños, individuales o colectivos, tanto por la vía administrativa como judicial.

* Que se le dispense un trato amable, transparente, equitativo, no discriminatorio ni abusivo en relación a las condiciones de calidad, cantidad, precio, peso, volumen, medida de los productos y servicios de cualquier naturaleza que adquieran.

* Que se le muestre el funcionamiento, manipulación o las propiedades de los productos o servicios ofertados, según corresponda.

* Protección a la privacidad y seguridad de los datos de los consumidores.

Yo me quejo y tu te quejas

Amabilidad, respeto a lo ajeno, honestidad, decencia, no hay que importarlos, ni requieren financiamientos

juguera

Con precios asequibles, La juguera de San José recibe a los usuarios.

-Por favor, nos trae la carta.

-Aquí tiene. Pero no hay nada de lo que dice. Tenemos otras dos ofertas de plato fuerte: punta de res, a 70 pesos, y cerdo salteado, a 60.

-¿Por qué no hay lo que dice la carta?

-Porque esos otros productos están congelados en nevera.

-Bueno…, dos cerdos y dos congrí.

-No, el cocinero no ablandó los frijoles. Tenemos solo arroz blanco.

Luego de 40 minutos de espera, y de reclamar ante la demora del servicio, otra dependienta, que por cierto olvidó servir el agua en las copas, trajo la comida.

Este no es un cuento que alguien les hizo a estas reporteras. Fue una vivencia directa en el recién estrenado restaurante Caribeño, del Vedado.

Son muchas, cotidianamente, las situaciones de este tipo. Esa es una suma, injustificada, a las dificultades económicas y financieras, que de manera objetiva, real, gravitan sobre el comercio y los servicios, igual que sobre otras actividades.

Por razones de espacio, solo resumimos aquí parte de las quejas recibidas por las autoridades entrevistadas para este reportaje, en las cuatro provincias visitadas. Todas coinciden en que después de que salió la Resolución 54, del Mincin, se incrementaron sustancialmente las llamadas y denuncias.

Según las autoridades del comercio y la gastronomía en Artemisa, las quejas fueron las siguientes: desabastecimiento de productos de primera necesidad (cárnicos, productos de aseo); violaciones en el pesaje, unidades sin pesas de comprobación; sustitución de un producto de la canasta básica por otro, sin ofrecer la debida explicación.

En Mayabeque estuvieron centradas en los faltantes de pollo del consumo normado, la mala calidad de algunos productos y servicios, ausencia de productos de aseo, violaciones en el gramaje y en la inocuidad de los alimentos.

Mientras, en Matanzas, los consumidores denunciaron la mala calidad de los servicios en las unidades del comercio; desabastecimientos en la red minorista; falta de información al cliente; inconformidad con los precios de algunos productos liberados; demoras en los ciclos de entrega de la canasta familiar normada.

En La Habana los cuestionamientos se dirigieron al faltante del pollo de dieta y atrasos en el de la población; violaciones en los horarios de apertura y cierre; desabastecimiento de productos de aseo (crema dental, jabón de baño, detergente); maltrato a los consumidores; falta de información respecto al empleo del huevo deshidratado; inadecuada manipulación de productos y alteraciones de precios.

Al Ministerio de la Industria Alimentaria le llegaron denuncias por la mala calidad de los lácteos, en particular del yogur (ácido y aguado) y del pan. Mientras, el Mincin recibió quejas por mala calidad del servicio; incumplimientos en los horarios de apertura y cierre de los establecimientos; productos con problemas en la fecha de vencimiento, o cercanos esta sin que se decidan las rebajas de precio correspondientes; mercancías que no cumplen con la calidad o la cantidad; violaciones en el ciclo de entrega de los productos de la canasta familiar normada, sin explicación oportuna.

Tras bambalinas

La capitalina Libertad de la Rivera Pérez sostiene: “Al público le racionalizan la cantidad de productos al comprar, como los refrescos, que solo permiten dos por persona, pero por la ‘izquierda’ los mismos empleados sacan la cantidad que quieran”, dice, sin cortapisas mientras espera su turno en uno de los mercados Ideal de la capital.

A Idalmi Martínez Pérez, directora general de la Unión de Empresas del Comercio y la Gastronomía en La Habana, aseguró que no le gusta tapar el sol con un dedo. “No estamos exentos de personas inescrupulosas. Por eso, cuando hacemos operativos, de conjunto con otros cuerpos de inspección, o internos, donde quiera que se detecte ese tipo de violación, la medida es bien severa. Tenemos casos en la Plaza de Marianao, y en otros lugares; y en el municipio Cerro denunciamos nosotros mismos a un grupo de trabajadores por violación al derecho del consumidor. Se han aplicado más de 311 medidas disciplinarias en la Unión por distintas violaciones. Pero continúa ocurriendo”, reconoce.

Los inescrupulosos, no obstante, no siempre están detrás de los mostradores; también hay personas que se dedican a acaparar y revender. Así lo denuncia Omaida Mesa Ledo, en el Mercado de Productos Industriales El Palacio, en Matanzas. “Sigan la cola donde se vende la ropa reciclada para que vean con cuántos bultos cargan algunos”, sugiere.

Con mucha sabiduría, Martha María Izquierdo Trápaga, jefa de sección de Protección al Consumidor de la Dirección Provincial de Comercio Estatal en Artemisa, convoca a tener una conciencia crítica y lo que no nos gusta que nos hagan, no hacerlo a los demás. Porque todos somos consumidores.

Deberes son deberes

La Resolución 54 también establece pautas para los consumidores:

* Realizar una valoración justa y objetiva sobre sus relaciones de consumo.

* Informarse sobre las características de los productos y servicios antes de efectuar el acto de compra.

* Ejercer el derecho a defenderse ante cualquier insatisfacción en el acto de consumo.

* Manifestar su inquietud de forma respetuosa.

* Respetar las normas y requisitos establecidos por el proveedor en el intercambio de bienes y servicios.

* Cumplir con las normas de conducta y cuidado de la propiedad social, acorde con las exigencias o requisitos del lugar donde adquiere el bien o servicio.

* Contribuir al cuidado del medioambiente y a la protección de sus recursos.

Origen: En los límites del mostrador (I) | Revista Bohemia