Continuamos acercándonos a Slow Cuba, conversando con Aurelia Castellanos Quintero, Presidenta de la Asociación Cubana de Producción Animal (ACPA) en provincia La Habana.
Es de conocimiento nuestro y quisiéramos socializar, una parte de las ricas vivencias que guarda en su memoria del devenir de Slow Food Internacional y su relación con Cuba en eventos internacionales: ¿Qué aspectos, sucesos o anécdotas nos pudiera relatar?
De alguna manera hemos participado en diversos eventos internacionales: en cuatro ocasiones en Turín y en Cuba, a su vez en eventos de este nivel donde hemos mostrado los avances de la agricultura orgánica y la defensa de la filosofía de SF; también hemos cooperado para que miembros de nuestro convivio participen en eventos en República Dominicana, México, y EEUU.
En cada uno de estas oportunidades hemos aprendido la importancia de la integración, el valor de la diversidad y hemos mostrado como a partir de las propias necesidades en Cuba nos hemos crecido en las ideas de producciones locales, de compartir lo que tenemos, de aprender cada día.
El valor de la participación, de la integración en procesos agropecuarios, de enseñar alimentarnos de forma sana y sobre todo la necesidad de estudiar y comprender que no es fácil que son procesos de fuertes aprendizajes y actualización constante.
En el mes de agosto del pasado 2017, usted asistió al Slow Food Nations celebrado en Denver, EE. UU ¿Qué importancia le concede a la presencia de un grupo representativo de Slow Cuba en un certamen que proyecta la nueva visión de SFI?
La importancia de la presencia de Cuba en este evento es muy significativa porque pudimos demostrar las prácticas agroecológicas que empleamos, resultados de integración ganadería agricultura, el valor de estar representados por agricultores y agricultoras que pudieron mostrar resultados de los trabajos diarios que para otros es excepcional y que acá es una práctica diaria. Demostramos como nos hemos crecido antes las dificultades, como es necesario el apoyo gubernamental y a su vez disminuir la dependencia externa, el valor de la historia, del dominio de la alimentación de nuestros antecesores. La importancia de que los cubanos somos un pueblo instruido y que podemos asimilar rápido las tecnologías, adaptarnos a cambios. La delegación cubana mostró la unión de pensamiento y de entrega a las buenas causas cuando de alimentación buena se trata.
Vimos el poder organizativo del evento y como la ciudad se convirtió en muestra de producciones “buenas, justas y limpias”. Presenciamos la participación de personalidades de la alimentación en el mundo, así como la amplia participación de varios estados del país y de otros países como Italia, Canadá, México.
Fuimos privilegiados porque una familia de mexicanos residentes en Denver nos acogió con mucho amor, nos mostró su casa, nos sirvieron de guías por toda la ciudad, y hoy son como familia para todos los cubanos que participamos en el evento.
He trabajdo durante 30 años como profesora e investigadora. Primero en la Universidad de la Habana impartiendo Economía Política y después Relaciones Económicas Internacionales en el CIEI. En 1997 pasé a trabajar en el Ministerio de Cultura en temas relacionados con la gestión cultural y en 1999 paso a trabajar al ISA, primero en extensión universitaria y a los dos años como profesora del Departamento de Estudios Cubanos, impartiendo la disciplina en el área de cultura económica. Tengo más cursos de posgrados que años de vida, -y ya son bastantes-, un Diplomado en Recuperción Integral de Centros Históricos( en la Oficinadel Historiador de La Habana), y una Maestría en Desarrollo Cultural, en el ISA, defendida con el tema de la Procuración de Fondos en la Cultura, en Cuba.