Experiencia ¿a la mesa?

por | 16 agosto, 2018

Los consumidores jóvenes millenials son críticos, incrédulos, usuarios de redes sociales, comprometidos con el medio ambiente, menos fieles a las marcas y se encuentran en búsqueda de experiencias diversas.

Mediante el estudio de las tendencias gastronómicas podemos conocer comportamientos de consumo de esta generación nacida en este siglo, mediáticamente llamados millenials o milenios. ¿Por qué es importante conocer las tendencias gastronómicas? Guían a directivos a expandir la frontera de los negocios, aproximándola cada vez más al consumidor. Los modos de atraer a usuarios y clientes van más allá de estar disponibles y accesibles: llegan hasta sorprender y seducir al cliente en la comodidad de su vida diaria e iniciar una relación, casi romántica, en la que los restaurantes estén al pendiente de sus preferencias, necesidades y anhelos; y ellos, satisfechos de saber que siempre se les tiene en consideración, retribuirán con una visita.

foto a comida

Estrategias como e-mail marketing, presencia en redes sociales, eaterteiment, renovación periódica de la carta, servicios de transportación y atención a personas con discapacidades, muestran un negocio sensibilizado, pendiente a su cliente, o sea, crea un nuevo modo de consumir, una experiencia.

Las oportunidades para diseñar experiencias resultan infinitas, como pueden ser los modos de disfrutar, por lo que conocer al cliente es vital para que la propuesta gastronómica del negocio sea la óptima, tanto para quien la concibe, como para quien la disfruta.

La fórmula de una experiencia  está basada en involucrar simultáneamente  cada una de los vías de recibir información (sentido táctil, visual, sonoro, gustativo y olfativo) junto a una atmósfera diseñada para garantizar el disfrute gastronómico.

La experiencia trabaja sobre pensamientos, relaciones, actuaciones, sensaciones y sentimientos, cuanto más integral es el modelo mejor funciona. Sobre la percepción de una vivencia gastronómica influyen tanto las características del cliente como las del establecimiento: cómo conoció el lugar (a través de un amigo, internet, casualidad), su concepto y atmósfera (vintage, naturalista), la calidad de los muebles (son bonitos pero… ¿son cómodos?), el personal de servicio (finalmente es quien está en contacto con el cliente), la calidad de los platos (no olvidar cuál es el fin del negocio), qué obtuvo extra el cliente (aprendizaje, likes o comentarios on y offline y en quién despertó admiración su estilo de vida y consumo).

Por lo tanto, una experiencia gastronómica va más allá de disfrutar un plato, significa un proceso que abarca desde que el cliente desea comer o beber hasta que socializa su vivencia. Brindar una experiencia gastronómica es complacer a nuestro hedónico “yo”.