Entrevista al crítico de arte, narrador y ensayista Frank Padrón, a propósito de su libro El cocinero, el sommelier, el ladrón y su(s) amante(s), de la Editorial Oriente.
― En la Feria del Libro, se presenta tu más reciente obra, que, por segunda ocasión (le antecede Co-Cine. El discurso culinario en la pantalla grande), devela tu interés en abordar la presencia del arte culinario y la vinicultura en manifestaciones artísticas como la plástica, la música, el teatro, el cine… ¿Por qué te enfocas en estos temas?
― La culinaria, como sabes, es un mundo rico en sí mismo, y por sobre todo, un arte. Bien lo sabemos quienes, como tú y yo, nos dedicamos a la crítica y el periodismo en torno a ello. Sin embargo, mi condición de investigador y estudioso de las llamadas «bellas artes» (como si todas no lo fueran) me ha hecho descubrir los curiosos y apasionantes nexos entre la gastronomía y esas otras manifestaciones estéticas… De ahí que he descubierto la cantidad de textos de la literatura y otras artes de diferentes épocas, culturas y países, que tienen la comida y la bebida como tema o al menos, importante motivo de sus propuestas conceptuales e idéicas.
Este libro va de ello: páginas de libros, o libros completos; relatos pertenecientes a la plástica, la música, el teatro, la televisión y el cine (en menor medida, claro, pues como señalas ya hubo un volumen anterior consagrado al mismo) que (con)versan sobre los referidos vínculos; seleccioné algunos de ellos (el tema es inagotable, generaría enciclopedias) para conformar este conjunto de ensayos.
― ¿Cómo estructuraste el contenido y qué análisis o visiones puede encontrar el lector en las páginas de El cocinero, el sommelier…?
― A modo de recorrido temporal, temático, cultural: a veces un poco cronológico, sin demasiada exactitud (digamos: lo clásico, el Medioevo, el Renacimiento, el Barroco…), otras por afinidades en su hilo umbilical (el vino, la carne, lo frutal…); me regodeé mucho en las intertextualidades, y también en los trasvases intergenéricos (por ejemplo: una obra que inicialmente fue un poema y devino corto audiovisual, o un cuento que generó un teleplay, etc.). Una primera parte, mucho más amplia, muestra los textos mayores, ensayos, y la segunda contiene reseñas puntuales sobre libros cubanos de cocina, y algunos filmes internacionales que no pudieron ser analizados en Co-cine…. También hay muy buena gráfica ilustrativa; por ejemplo, el Museo de Bellas Artes me facilitó en fotos su colección de bodegones, que no solo calzan un texto sobre el tema sino otros segmentos del libro.
― ¿Consideras que esta mirada interdisciplinaria en tus ensayos “gastroculturales” puede enriquecer la formación de profesionales en la gastronomía y viceversa, es decir, puede elevar la comprensión de estos temas a quienes los incluyen como parte de sus obras artísticas?
― Quisiera que fuera así, constituye uno de mis objetivos primordiales. Una obra para estudiosos de esas materias, que motive un poco a los ensayistas y analistas de las artes y también a quienes se dedican a la gastronomía; un regalo a intelectuales pero también a gente sencilla que simplemente se sienta motivada por esos temas. Sería muy satisfactorio para mí que el libro fuera leído por la gente que degusta lo hermoso y lo sabroso, que disfruta lo mismo con una rica cena o un buen vino que con la plasmación que de ello se hizo en una novela, un cuadro o una canción. El público dirá.
Licenciada en Ciencias de la Información y Bibliotecología en la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de La Habana. Graduada del primer Diplomado de Periodismo Gastronómico en Cuba, en 2015. Gestora cultural y directora (codirección) de la Agrupación Visual Gourmet. Directora (codirección) del Festival Gourmet. Ha escrito artículos de temática gastronómica para las revistas turísticas Sol y Son de Cubana de Aviación y Soy del Caribe de Aerocaribbean, para la revista de promoción cultural Cartelera y en sitios web A la Mesa y Cuba Paladar, Radio Metropolitana, Boletín Excelencias Gourmet y para el blog Taste of Cuba.