El recién finalizado Festival Gourmet “Sabores de Cuba y el Mundo”, dedicado en esta su octava edición a la Corporación Cuba Ron S.A se ha convertido, como señala Rodrigo Huaimachi en el sitio digital Cubapaladar.org: en un referente obligado para los apasionados, estudiosos y protagonistas de la gastronomía cubana. Por suerte contamos con un espacio propio, que abarca el hacer y el pensar, que ha ido consolidando en cada propuesta la autorreferencia como elemento identitario. Necesario es resaltar el carácter inclusivo en sus temáticas y sus presentaciones abiertas al público agradecido,-gratuitas desde su primera aparición-, convirtiéndose cada propuesta en la Casa de México del Centro Histórico de La Habana, su sede, en una verdadera fiesta de la cultura cubana.
En Cuba se observa, en los últimos años, un auge de eventos dedicados a la gastronomía Gourmet que por el elevado costo monetario de su inscripción cierra el paso a los apasionados, estudiosos y protagonistas de la gastronomía cubana. Muchas piruetas son necesarias para presenciar el desarrollo nacional en esta esfera, tal parece que estos espacios han devenido sólo para elegidos. Sería muy beneficioso para la gastronomía gourmet en Cuba, en sus intentos de abrirse paso en un mundo ya consolidado que se renueva y se recrea acorde a las tendencias mundiales, adentrarse más en lo que acontece en el campo, acercarse más a los agricultores, conocer más el porqué de algunos colores, sabores y aromas autóctonos. La impresión que se deriva detrás del brillo de lo que algunos llaman “modernidad”, es una especie de divorcio doméstico entre lo gourmet y los alimentos que forman parte de ese proceso conocido como alimentación sostenible, que defiende con fuerza el concepto de la tierra a la mesa y el vínculo imprescindible de la gastronomía con la agroecología.
Privilegiar los alimentos buenos, orgánicos, libres de agroquímicos, producidos con respeto a la naturaleza, a los ecosistemas y a la biodiversidad, es un deber, una opción. Privilegiar la producción de alimentos locales que benefician la salud, la comunidad y el medio ambiente, es respeto a los demás y forma parte de una alimentación responsable que no excluye lo gourmet. Para bien de nuestro país son muchos y muchas los/as cocineros/as y afamados/as Chefs que han asumido el nuevo paradigma, – como modo de proteger al planeta de los efectos del cambio climático-, con responsabilidad en sus trabajos, proyectos personales, en presentaciones gastronómicas y en los medios. En esta otra tendencia que crece en casa, la mujer ocupa una posición relevante. Defender el planeta es una toma de conciencia que, desde los alimentos, puede marcar la diferencia. Insistir en enfocar la mirada hacia las potencialidades de Cuba, con responsabilidad consciente, pudiera ser un sello de originalidad en el ya consagrado y vasto mundo de la gastronomía gourmet y sus eventos internacionales.
He trabajdo durante 30 años como profesora e investigadora. Primero en la Universidad de la Habana impartiendo Economía Política y después Relaciones Económicas Internacionales en el CIEI. En 1997 pasé a trabajar en el Ministerio de Cultura en temas relacionados con la gestión cultural y en 1999 paso a trabajar al ISA, primero en extensión universitaria y a los dos años como profesora del Departamento de Estudios Cubanos, impartiendo la disciplina en el área de cultura económica. Tengo más cursos de posgrados que años de vida, -y ya son bastantes-, un Diplomado en Recuperción Integral de Centros Históricos( en la Oficinadel Historiador de La Habana), y una Maestría en Desarrollo Cultural, en el ISA, defendida con el tema de la Procuración de Fondos en la Cultura, en Cuba.