Slow Food Internacional (SFI) es una organización global sin fines de lucro, surgida en Italia en 1989 como una propuesta singular, en un escenario mundial necesitado de cambios urgentes en la agricultura, la alimentación, la nutrición y la protección del medio ambiente. Fundada por el reconocido Carlo Petrini cuenta hoy con más de medio millón de activistas repartidos en cerca de 160 países de todos los continentes. Sus miembros, nucleados en las Comunidades del Alimento, dirigen sus esfuerzos al rescate de las tradiciones alimentarias, a la promoción de nuevas formas de producir y elaborar los alimentos, al respeto a la naturaleza, al fomento de una agricultura sobre bases agroecológicas y la defensa de la biodiversidad; sus seguidores trabajan, educan, se reúnen e intercambian sus experiencias. SFI agrupa a aquellas personas que defienden y trabajan por una alimentación buena para los seres humanos y buena para el planeta.
En Cuba existe un grupo de personas que se han sumado a la filosofía de Slow Food Internacional desde sus respectivos proyectos, por el conocimiento que este intercambio genera; y por coincidir con los principios humanistas defendidos desde 1959 en el país. El Arca del Gusto en Cuba es un ejemplo de los beneficios de ese intercambio al catalogar productos amenazados de extinción,- con la metodología orientada por SFI-, y rescatados con fines de su reproducción para las generaciones futuras y las presentes. El primer producto cubano aprobado por SFI fue el Prú Oriental, bebida fermentada de gran gusto, propuesto por Madelaine Vázquez.
Y es precisamente con Madelaine Vázquez Gálvez una de las principales líderes de este movimiento en Cuba, a quien queremos entrevistar. Es ingeniera tecnóloga en alimentación social, autora de varios libros de cocina cubana y educación alimentaria; y a la vez conductora de un programa televisivo de cocina; ha dedicado su vida laboral y emocional a la defensa de una alimentación sana, al rescate de nuestra cultura alimentaria y a la promoción de nuevos conceptos en el abarcador universo de la culinaria cubana.
1.- En el pasado 2017 se celebró en Denver, EE.UU, el Slow Food Nations que reunió a activos miembros de las Comunidades del Alimento de Slow Food Internacional. ¿Cómo valora usted ese evento desde la perspectiva actual y cuál ha sido su importancia para el trabajo de los diversos proyectos de Slow Food Cuba?
Slow Food Nations fue un evento en el que participamos un grupo de cubanos y presentamos un panel sobre nuestros resultados de trabajo acordes a la filosofía del movimiento. En esa ocasión se sumaron los colegas de Puerto Rico y México. El evento devino experiencia valiosa para todos, destacándose la pujanza creciente de las ideas de Slow Food International. Ferias, exposiciones, conversatorios, talleres y fiestas callejeras fueron el escenario de este encuentro. También, en noviembre de ese mismo año tuve la oportunidad de participar en el VII Congreso de Slow Food en Chengdu, China, que reunió a una comunidad interesada en lograr metas superiores en el ámbito de la centralidad del alimento. El Congreso nos convocó a poner todo nuestro talento y empeño en el mejoramiento del trabajo bajo los conceptos de inclusión, diálogo participativo y la defensa de la biodiversidad. Un importante mensaje de Carlo Petrini reafirmado en esta reunión de activistas de SFI ha sido Alimentar el Pensamiento.
Yo pienso que las experiencias de estos dos eventos, una vez socializadas, marcarían un antes y un después en el trabajo de los miembros de Slow Food en Cuba. En particular, se ha logrado un incremento cualitativo en la membresía y se trazaron metas puntuales en aras de cumplir los objetivos de Slow y, a la vez, desarrollar iniciativas locales.
2.- Los miembros más activos de Slow Cuba, reconocidos y destacados por su trabajo, que integrarán la delegación cubana llevarán a Slow Food Nations 2018 sus experiencias y expondrán los aportes de Cuba en materia de alimentación sana, gastronomía y cultura alimentaria ¿Cuáles son, a su juicio, las principales fortalezas en este último año de trabajo a presentar en este importante evento internacional?
Los miembros de Slow en Cuba estamos motivados por la nobleza de las ideas de esta organización, y somos conscientes de la coincidencia de sus objetivos con la manera en que Cuba desarrolla la agroecología, la tenencia de las semillas por los campesinos y la difusión de un consumo responsable. En particular se han creado cinco grupos de trabajo para fortalecer las actividades del Arca del Gusto, la Comunicación, la Alianza de Cocineras (os) y la Red de Jóvenes, así como impulsar la iniciativa de Fincas Slow en Cuba. También se trabaja en la creación de espacios para exposición e intercambio entre los productores; y en el fortalecimiento del rol de las universidades. Todo ello le aporta una dinámica y energía excepcionales a nuestro grupo.
3.-Como Consejera para el Área del Caribe de Slow Food Internacional ¿Cuáles son las experiencias más relevantes que Cuba puede aportar desde una agricultura agroecológica, a los problemas derivados del cambio climático en el área del Caribe?
El tema del desarrollo de la agroecología en Cuba nos anima y compromete. Sin duda el llamado Período Especial en nuestro país, en los años 90, nos hizo reconsiderar un regreso a la Tierra, y cultivarla de forma eficiente y sin daños al ecosistema. Las experiencias de las fincas cubanas en torno a la resiliencia socioecológica, la integración y diversidad de sus sistemas productivos y los métodos orgánicos de cultivación, han sentado un modelo que muestra un camino hacia la sostenibilidad, capaz de mitigar y revertir el cambio climático. La iniciativa de Fincas Slow es un buen ejemplo de ello. Estas fincas combinan la aplicación de técnicas tradicionales, variedad de cultivos y de crías de animales, autoabastecimiento familiar, intercambio comunitario y uso de fuentes renovables de energía en el proceso productivo. El carácter sistémico de estas fincas las coloca en un rango que puede llegar a tener reconocimiento internacional. La propuesta de Slow Food de «alimentos buenos, limpios y justos» ha inspirado a este grupo de voluntarios, que mediante el intercambio de ideas e iniciativas se enorgullece de visibilizar las buenas prácticas cubanas.
Nélida Pérez Hernández.
Coordinadora de Comunicación Social, Slow Food Cuba.
Comunidad del Alimento La Habana Germinal.
He trabajdo durante 30 años como profesora e investigadora. Primero en la Universidad de la Habana impartiendo Economía Política y después Relaciones Económicas Internacionales en el CIEI. En 1997 pasé a trabajar en el Ministerio de Cultura en temas relacionados con la gestión cultural y en 1999 paso a trabajar al ISA, primero en extensión universitaria y a los dos años como profesora del Departamento de Estudios Cubanos, impartiendo la disciplina en el área de cultura económica. Tengo más cursos de posgrados que años de vida, -y ya son bastantes-, un Diplomado en Recuperción Integral de Centros Históricos( en la Oficinadel Historiador de La Habana), y una Maestría en Desarrollo Cultural, en el ISA, defendida con el tema de la Procuración de Fondos en la Cultura, en Cuba.