Sabor y Tradición: Las torrejas

Hemos hablado en otras ocasiones del pan y de lo que podemos hacer con él. En las casas nunca se botaba un pedazo de pan, y en caso de hacerlo, se le daba un beso porque el pan, decía mi abuelita —que era una isleña muy católica—, era sagrado. Por lo que nunca se podía desperdiciar.

Foto: Cubadebate

No se extrañen. ¿Recuerdan los que peinan canas? Cuando se llegaba a casa de los abuelos o se veía a un tío, se le pedía la bendición y se le besaba la mano. Muchos lo verán raro. Sí, ¡quizás eso fue lo que nos enseñó a tener y sentir respeto por las personas mayores! Cuidadito con dar una contesta a los mayores, porque podías ir a dar al dentista y esperar a que te salieran los dientes fijos o, por lo contrario, perderlos y ponerte una prótesis. Al igual que a un maestro, un vecino.

Ni hablar del peluquín como se decía, el castigo no era quitarte el teléfono o la tableta por unos minutos, como veo ahora. Cuando aquello no los había, pero tampoco había televisión, el castigo consistía en tenerte varios días dentro de la casa, acostado en la cama contando las vigas, tablas en el techo y hasta las tejas. Esto en el mejor de los caos. Como me dijo un joven, eso era en otros tiempo, y le conteste que “sí”, que era cuando había respeto a la autoridad de forma general: madres, padres, personas mayores, maestros, en fin…, respeto a la autoridad, que es lo que falta en muchos casos hoy en día.

Bueno, sigamos con el pan, lo mismo se hacían tostadas para comer con mantequilla o con ¡nata con sal!, que para hacer ese dulce tan maravilloso que son las torrejas, también se hacía pudín, albóndigas, se rallaba para emplearlo en el empanizado de pollo, carne o, simplemente, hacer esas ricas croquetas sobre las que prometo hablar en otra oportunidad, pero hoy les propongo un dulce muy delicioso como son las torrejas.

Pero antes, ya le había hablado de que yo congelo el pan para utilizarlo, pues no dispongo mucho tiempo. Y buscando en el libro Guía del buen comer, de la Marquesa de la Corrada,  página  23, me encuentro que ya en esa época tenían sus métodos para mantenerlo fresco también… Les cuento textualmente lo que dice:

“Muchas son las personas que no quieren comer sino pan del día, lo que no en pocas ocasiones da lugar a que se tire el pan del día anterior. Este se puede aprovechar dándole otra vez la blandura perdida, con sólo ponerlo unos minutos en agua fría y volverlo a cocer después. Más sencillo todavía es el procedimiento de envolverlo en un paño muy limpio y meterlo en agua hirviendo, donde se le tiene cosa de medio minuto. Con esta sencilla operación, queda como si acabará de salir de la panadería”.

Torrejas

Foto: Cubadebate

Ingredientes:

1 barra de pan, 
2 tazas de leche, 
5 huevos, 
1 taza de azúcar, 
1 cucharadita de vainilla,
2 cucharadas de vino seco, 1 cucharadita de canela, Aceite,  el necesario.

Para el almíbar:

11⁄2 tazas de azúcar blanca, 4 cortezas de limón,1 rajita de canela en rama, 1 cucharadita de vainilla, 2 tazas de agua.

Preparación:

Corte el pan en rebanadas de un centímetro de grosor.
 En una fuente honda eche tres yemas de huevo, y en otra  fuente las cinco claras y las dos yemas restantes y resérvelas.

Bata las tres yemas y mézclelas con la leche, el azúcar, la vainilla, el vino y la canela. Coloque en esta mezcla las rebanadas de pan y déjelas reposar unos minutos y apártelas.

Mientras bata los huevos que reservó y pase por esta mezcla, una a una, las rebanadas de pan.

Ponga una cacerola a la candela con  el aceite, cuando esté caliente ponga las torrejas a freír hasta que estén doradas, sáquelas, escúrralas y colóquelas en una dulcera hasta que estén todas.

Prepare en un jarro a la candela  el almíbar a punto medio con el agua, el azúcar, la canela y la corteza de limón. Aromatícelo con la vainilla. Viértalo sobre las torrejas. Deje que se refresquen y póngalas a enfriar.

Espero las disfruten.

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