Semanas atrás, recibí la oportuna llamada de un amigo. Me pidió que le recomendara algún restaurante donde pudiera llevar a su hermana por la celebración de su cumpleaños. Aunque otras veces he sugerido sitios para ocasiones especiales, en su caso me tomó un largo tiempo analizar y decidir cuál recomendar. El por qué: su hermana es parapléjica y desafortunadamente, no todos los establecimientos tienen en cuenta la necesaria accesibilidad para este tipo de clientes.

Foto: http://www.laciudadaccesible.com
Al proyectar los espacios de muchos sitios gastronómicos, escasamente se toman en consideración los 70 cm aproximados de ancho que necesita un sillón de ruedas para transitar libremente, evitando así, la necesidad de forzar dichas medidas cuando se requiera proveer el acceso a una persona con discapacidad física – motriz. No nos estamos refiriendo a que se efectúen grandes inversiones cuando los recursos lo imposibiliten, como crear un sistema de elevadores o cambiar toda una estructura. Sin embargo, a veces nos encontramos que pequeños detalles, permisibles en presupuestos, simplemente son evadidos. Construir una rampa, eliminar barreras, distribuir mejor los espacios, incorporar barandas o tomar en consideración las medidas estándares requeridas para el traslado de sillas de ruedas, son algunos ejemplos de acciones que están al alcance de la mano. Por otra parte, hay muchos restaurantes y paladares que se autoproclaman accesibles por el mero hecho de encontrarse en una planta baja, sin plantear la existencia de escalones o la abundancia de ornamentos y barreras que obstaculizan el paso.
El anexo de la Resolución No. 392/98 del Ministerio de la Construcción establece los requisitos esenciales para las obras de construcción planteando que las edificaciones: “…deberán garantizar la accesibilidad de todas las personas aun cuando estas padezcan temporal o definitivamente algún grado de discapacidad y de acuerdo a una normativa especial para este fin según cada tipo de obra”. Por tanto, cuando negamos el derecho al acceso, además de incumplir con las normativas, estamos discriminando a un porciento significativo de las 74,589 personas con amputaciones o parálisis, según estadísticas de la Asociación Cubana de Limitados Físico – Motores (ACLIFIM) en el 2015.
Es lamentable que estos hechos nos tengan que “tocar de cerca”, como me sucedió, para que comencemos a preocuparnos por lo planteado en líneas anteriores. Al parecer, a pesar de las diversas leyes que protegen los derechos de las personas con discapacidades, no se ha alcanzado todavía una conciencia al respecto. El uso de un sillón de ruedas de modo temporal o definitivo, no debe ser obstáculo para que una persona pueda disfrutar de una inolvidable experiencia culinaria.
Supervisa el desarrollo del proyecto e interviene activamente en la toma de decisiones. Participa en el diseño, la comunicación y la crítica de Cuba Paladar. Licenciada en Educación Informática, con cinco años de experiencia en relaciones internacionales. Amante de la comida sana, las artes visuales, la música, el cine, la ecología y los animales, especialmente los perros. Es cuentapropista y emprendedora. Disfruta aventurarse en degustar nuevas experiencias culinarias.