Hombres elegantes y delicadas damas llevan a sus labios parte de nuestra identidad cultural y entonces ya es tiempo y abre sus puertas el Palacio de Convenciones para acoger a la 22 edición del Festival del Habano, feria colmada de glamour y exquisito aroma que embriaga hasta al más resistente.
Sublimes mezclas, aromas y especialmente sensaciones que pasan por todos los sentidos. Pero hay más de esto, hay algo que inevitablemente pasa por nuestra subjetividad para degustar de un sabor excelente y propio de una tierra arada por campesinos donde emerge el más puro y autóctono aroma. Son las manos de mujeres y de hombres que siembran, cultivan y tuercen el tabaco en nuestras fértiles tierras. El tabaco cubano es pasión y unión, por eso maridar con vinos que sean nobles y capaces de sorprender el cuerpo y el intelecto, junto a un Montecristo Media Corona (cepo 44, largo 90) puede ser un deseado romance.
En esta prueba todas las marcas de vitolas de habanos están elaboradas totalmente a mano y amparadas por la denominación de origen protegido. Algo que asumen también todos los productos que con exquisitez nos ofrece Bodega Torres, una bodega familiar española fundada en 1890 con una fuerte presencia en el Valle Central de Chile.
En esta ocasión nos muestra el pisco El Gobernador Reservado con su destacado aroma de bebida fuerte y una manera de ingerir que no se subordina al habano, pero que se llevan muy bien; mientras que los brandis Torres 10 Double Barrel y Torres 20 Especial Editions Brandy, con sus aromas y colores de fuertes a suaves, es una cata atrevida, pero seductora que hace que todo lo material pierda sentido.
A decir del presidente de Bodega Torres, Miguel Agustín Torres para maridar un habano con un vino tiene que ser un puro más bien medio a suave y un vino de cuerpo.
Entonces que no se diga más y dejemos que la emoción tome las riendas de esta mezcla que con sabia ha llegado a esta feria del Habano para marcar pautas entre uvas y hojas.
Soy psicóloga graduada de la Universidad de La Habana, aunque mi primera formación es de arte. Graduada también de teatro, le debo a ello mi sensibilidad y la manera de apreciar el mundo e interactuar en él.