En días recientes, un grupo de jóvenes de la Universidad de las Ciencias Gastronómicas (UNISG), ubicada en Pollenzo cerca de Bra, zona norte de la región del Piamonte italiano, realizaron una breve pero intensa visita a La Habana. El grupo integrado por trece alumnos -del cual solo dos eran muchachas-, llegó el día de San Valentín. Quizás fue esta fecha una suerte de símbolo de la amistad que ya nacía desde entonces. Con mucho entusiasmo, los visitantes cumplieron en tiempo récord una agenda de visitas muy bien pensada. Con un mínimo de contratiempos, el saldo fue sin dudas positivo. Así lo valoró la profesora Dra. Verónica Fernández, quien viajaba al frente del grupo, y quien además expresó su deseo de lograr otros encuentros similares en un futuro.
El éxito en Cuba de este acercamiento estudiantil –que no es el primero de su tipo– se debe a la coordinación y gestión de todas aquellas personas cuyas iniciativas se inscriben en las temáticas gastronómicas, agroalimentarias y de cultura culinaria, asociadas a la dinámica de trabajo de Slow Food International. Esta organización cuenta con la destacada figura de Carlo Petrini, como su Presidente Internacional y promotor principal de la creación de la UNISG en 2004.
La Universidad, a diferencia de otras instancias similares de la enseñanza superior, se halla sustentada en tres ejes que la particularizan: la ecología, la cultura y las humanidades. La misma desarrolla en su plan de estudios de pregrado dos visitas al exterior de Italia durante los tres años que dura la carrera. El objetivo de estos viajes es ofrecer a sus alumnos la oportunidad de conocer la gastronomía y la cultura culinaria foránea. De este modo, los estudiantes aprenden de las experiencias de otros pueblos sobre los sistemas de producción, intercambio y consumo de alimentos sostenibles. Los egresados de este centro de altos estudios además de estar especializados en el amplio mundo de la culinaria contemporánea, el mercado gastronómico y el turístico, asumen un compromiso ético y social con la defensa del medio ambiente y en el desarrollo cultural.
Aunque muchas personas desde Italia también trabajaron para el logro del esperado encuentro, destaquemos que la visita de Carlo Petrini a Cuba a finales de noviembre del 2016 -quien quedó entonces gratamente impresionado- fue un suceso de gran relevancia. Gracias a ello, se impulsó el estrechamiento de los vínculos de Slow Food International con nuestro país y apoyatura espiritual al éxito de la estancia estudiantil.
Un puente singular entre Italia y Cuba queda así extendido tras las visitas de Carlo Petrini y los estudiantes de la Universidad de las Ciencias Gastronómicas. La semilla que hace algunos años atrás dejara Slow Food International -en suelo cubano- ha germinado. Sumemos a esto que la red cubana que promueve la filosofía de este movimiento alcanza hoy un grado de madurez en el trabajo que desempeña en cada área específica. El intercambio de experiencias durante ambas visitas, concerniente a temáticas gastronómicas y agroalimentaria, retroalimenta de modo muy favorable la visión de Slow Food sobre Cuba, tras las prácticas agroecológicas y la cultura culinaria. Es de esperar que nuevos puentes se abran al llegar la primavera.
He trabajdo durante 30 años como profesora e investigadora. Primero en la Universidad de la Habana impartiendo Economía Política y después Relaciones Económicas Internacionales en el CIEI. En 1997 pasé a trabajar en el Ministerio de Cultura en temas relacionados con la gestión cultural y en 1999 paso a trabajar al ISA, primero en extensión universitaria y a los dos años como profesora del Departamento de Estudios Cubanos, impartiendo la disciplina en el área de cultura económica. Tengo más cursos de posgrados que años de vida, -y ya son bastantes-, un Diplomado en Recuperción Integral de Centros Históricos( en la Oficinadel Historiador de La Habana), y una Maestría en Desarrollo Cultural, en el ISA, defendida con el tema de la Procuración de Fondos en la Cultura, en Cuba.