El panel «El sabor de la literatura (Las comidas en la obra de José Lezama Lima)» fue de lujo y estuvo a cargo de Mayra Gómez, Madelaine Vázquez y Ciro Bianchi. La frase más citada por los panelistas pudo ser aquella de Lezama que afirma que: «todos los males que se derivan del exceso de comer, son mejores que los males que se derivan del exceso de no comer». Esta afirmación, al parecer no sólo encaja perfectamente en nuestra idiosincrasia; sino también, con el planteamiento de Mayra sobre Lezama, a quien describió como un «gran goloso». La autora explicó que en su libro incluyó anécdotas de Lezama vinculadas a la culinaria y una recopilación de fragmentos de su obra donde se habla de comida.
Por su parte Ciro, quien conoció personalmente a Lezama y almorzó varias veces con él, nos deleitó compartiendo varias de sus experiencias culinarias. Para Bianchi, Lezama describía exquisitamente los postres de la cocina cubana: postres en almíbar, yemitas, torrejas, arroz con leche, natillas sin huevo, al punto de lograr hacer la boca agua al lector u oyente. Se resaltó la necesidad de rescatar los postres cubanos, su calidad y la gran variedad que se expone en las obras de Lezama, con la reflexión de que en muchos restaurantes cubanos el único postre disponible es el helado, lo cual a decir de los panelistas nunca fue catalogado como tal sino como merienda.
En el panel fue expuesto que el ajiaco, la ropa vieja y el picadillo son algunos de los platos que son mencionados como parte de la cocina cubana desde los libros del siglo XIX. Se comentó que restaurantes como el 1830 y El Patio eran los más populares en la época de Lezama, también el Centro Vasco y El Cantón, siendo este último muy frecuentado por Lezama.
Por otra parte Madelaine expuso cómo Lezama «defiende la comida criolla y pone el acto alimentario en un lugar sublime», argumento muy válido para nuestros tiempos.
Para cerrar el panel se habló sobre la importancia de que al menos una vez a la semana la familia se reúna a la mesa para comer, tradición que se ha perdido en muchas casas cubanas en la que cada persona come en un horario diferente, con prisa o simplemente nadie se sienta a la mesa. El acto de comer debe ser visto como un acto social, para estrechar vínculos y no sólo como un acto alimentario o rutinario. El panel categóricamente demostró que la cocina criolla no es solo cerdo, yuca con mojo y congrís.
Es Ingeniera Industrial, graduada del Instituto Superior Politécnico José Antonio Echeverría. Su carrera ha desarrollado sus conocimientos en los siguientes perfiles: logística y gestión de la producción, dirección, calidad, matemática aplicada, informática empresarial y gestión de los recursos humanos. Es miembro del Proyecto Comunitario Espiral, donde sus principales motivaciones son ayudar a la sociedad y poner en práctica el desarrollo sustentable. Ania se ha especializado como crítica culinaria desde hace tiempo y una de sus pasiones es escribir.