La década que el recién concluido Varadero Gourmet acaba de celebrar en la más reciente edición dentro de su sede habitual, el hotel Plaza América de la playa azul, deja sentimientos o (para aplicar una metáfora cercana) sabores encontrados.
Por una parte, la certeza de que se trata de un evento necesario para tomarle la temperatura a los rumbos de la gastronomía en Cuba; aprender de los expertos tanto nacionales como foráneos sobre nuevas tendencias culinarias; asistir a concursos donde se palpa de manera más concreta (tal complemento de lo teórico) esos rumbos que toman la inventiva en platos y cócteles por parte de nuestros gastrónomos de todo el país, y — no menos importante — la confraternización, el abrazo a tanta gente maravillosa del sector.
Dedicado a la cocina cubana, con la entusiasta presencia del ministro del ramo, compañero Manuel Marrero en la sesión inaugural, hubo conferencias realmente magistrales: “Elaboraciones emblemáticas y valor patrimonial” por el Presidente de la Culinaria Chef Eddy Fernández; “Ensamblajes perfectos de Chile” por Christian Isbej; “Aplicaciones para móviles sobre cocina tradicional camagüeyana” a cargo de la profesora Ivette Zamora; las siempre sabias enseñanzas de María Cristina Jorge, directora de la Escuela Latinoamericana de Chocolatería, acerca del siempre aclamado producto del cacao, “Una interpretación científica de la armonía molecular en los escenarios del sommelier” (Enoch Tamayo y René García introducidos por María Esther Abreu), y “Los postres típicos por toda la isla” (Yamilet Magariño) fueron algunas de ellas.
Otras no corrieron la misma suerte a nivel de público, como la “Visión eco-gastronómica para proyectos cubanos” de Madelaine Vázquez, y fue una lástima por lo documentado e interesante de su exposición; habrá que buscar un mecanismo para evitar las disociaciones, pues la gran mayoría del público prefiere cavas y visitas a stands antes que las conferencias. También sería recomendable, ante los siempre imprevistos del transporte, o comenzar un poco más tarde las sesiones (las primeras siempre se ven afectadas) o extender el tiempo de exposición. No pocas veces el imprescindible intercambio con el público se ve empobrecido, o simplemente sesgado ante las presiones del reloj.
Un defecto que a mi juicio detentó esta edición de Varadero Gourmet fue la radical eliminación de conferencias que versaran sobre los vínculos entre la gastronomía y otras artes, algo siempre de algún modo presente en anteriores eventos; ello resulta inconcebible, sobre todo en tiempos donde cada vez más se potencian tales nexos que refuerzan la condición artística del mundo de los sabores en tanto inspiración de otras manifestaciones estéticas y culturales, como tuvieron a bien patentizar las esculturas con productos comestibles (la calabaza o el chocolate) y los desfiles de moda donde también el autóctono casabe fue protagonista.
También sería acertado, aunque estamos conscientes de lo ajustado del tiempo, no hacer coincidir los concursos (esta vez no solo de coctelería sino de platos fríos/entrantes y postres) con las conferencias; perderse aquellos, al menos en buena parte de su desarrollo, es algo que duele.
Actividades colaterales como La Fiesta de la Cubanía en el Parque Josone (con la actuación del criollísimo Tony Ávila) o el Maridaje con bombones no convencionales, en La Casa del chocolate, complementaron las sesiones teóricas, junto a las siempre oportunas visitas a los stands, algunos muy destacados como los de dulces Master and Master, Vima, Jugos La Estancia o Frapelatte, que promociona el exquisito café helado.
Gratitud a la prensa por la eficaz cobertura, en especial Radio Taíno, quien año tras año realiza un abarcador y detallado seguimiento al Seminario, instalado en una de las áreas del Centro de convenciones.
Ya en un orden más personal, siempre es un placer, en las noches libres, darse una saltico a restaurantes ejemplares de la Playa azul, como La Vaca Rosada o Varadero 60, donde, digamos, los pescados son tan frescos y deliciosos y la atención personalizada, una invitación a regresar.
Varadero Gourmet, con sus limitaciones y sus muchos aciertos, es un encuentro que hay que seguir apoyando y aplaudiendo; gracias una vez más a la principal instancia que auspicia, el grupo Palmares y todos los colaboradores y participantes, por hacerlo posible.
Licenciado en Filología en la Universidad de La Habana, especializado en Literatura Cubana. Ha realizado posgrados acerca de la cultura nacional y universal. Escritor, crítico de artes y comunicador audiovisual; cuenta con más de quince libros publicados, algunos de los cuales han recibido reconocimientos (inter)nacionales, en los géneros de ensayo, narrativa y poesía, entre ellos Co-cine. El discurso culinario en la pantalla grande (2011), con el cual obtuvo premio a nivel de categoría (food literatura) y resultó finalista en la etapa final, dentro del prestigioso concurso Gourmand World Cookbooks Award, con sede en Madrid, España; ha curado varios ciclos sobre cine y gastronomía que se han presentado en salas de la capital e investiga desde hace varios años acerca de las relaciones entre la cocina y otras artes, lo cual vuelca en su columna en la revista Excelencias Gourmet.